Los ojos son una de las partes más delicadas del cuerpo y, además, una de las que menos atención suelen recibir. Sin embargo, hay determinadas enfermedades, como el glaucoma, que pueden provocar pérdida de visión severa.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad que afecta a los ojos y que provoca la pérdida de la visión de una forma gradual. Lo más habitual es que no presente ningún tipo de síntoma, lo que puede provocar que esa pérdida de la visión se note de forma repentina.
Para entender cómo actúa esta enfermedad, lo primero que hay que saber es cómo es el ojo. Su parte posterior se encuentra llena de un líquido que recibe el nombre de humor acuoso que se fabrica en el cuerpo ciliar. Este líquido sale del ojo a través de la pupila y se va al torrente sanguíneo gracias al sistema de drenaje que posee el propio ojo. Cuando el drenaje se mantiene en un correcto funcionamiento, la presión del ojo es normal.
En la mayoría de los tipos existentes de esta enfermedad, el sistema de drenaje queda obstruido, por lo que el fluido intraocular no se puede drenar. Esto provoca que se acumule y causa un aumento de la presión dentro del propio ojo, lo que va dañando poco a poco el nervio óptico.
Tipos de glaucoma
Hay varios tipos de glaucoma, aunque los principales son el de ángulo cerrado y el de ángulo abierto. Ambos se caracterizan por tener un aumento de la presión intraocular, conocida por las siglas PIO, es decir, por la presión que existe dentro del ojo.
Ángulo abierto
Es la forma más habitual del glaucoma en los pacientes, llegando a representar hasta el 90 % de todos los casos. Presenta las siguientes características principales:
1. Está causado por la obstrucción paulatina de los canales encargados del drenaje del humor acuoso, lo que provoca que la presión se vaya incrementando.
2. En este caso, se presenta un ángulo abierto y amplio entre la córnea y el iris.
3. Su desarrollo es lento. Además, cuando aparece, se convierte ya en una afección para toda la vida.
4. No suele presentar síntomas ni signos que se puedan advertir a simple vista.
Cuando se habla de ángulo abierto, lo que significa es que el ángulo en el que el iris coincide con la córnea es normal. También se denomina crónico o primario.
Ángulo cerrado
Es una forma menos frecuente de glaucoma que el de ángulo abierto y tiene las siguientes características:
1. Es provocado por un bloqueo de los canales de drenaje, lo que provoca una tensión ocular alta de una forma mucho más repentina.
2. El ángulo entre el iris y la córnea es más estrecho y cerrado.
3. Su desarrollo es mucho más rápido que en el ángulo abierto.
4. Los síntomas y los daños que causa son más bruscos y suele ponerse de manifiesto con dolor o inflamación.
Este tipo también recibe el nombre de ángulo agudo. A diferencia del tipo anterior, en este caso es consecuencia directa del proceso de cierre del ángulo existente entre la córnea y el iris.
Glaucoma congénito
Este tipo se presenta en los bebés cuando hay un desarrollo incompleto o deficiente de los canales de drenaje durante el periodo prenatal.
Es una afección no demasiado común ni frecuente, que se puede transmitir por herencia.
Glaucoma de tensión normal
También conocido como de tensión baja. Es cuando el nervio óptico se daña, aunque la tensión ocular no esté elevada.
Todavía hoy no está claro el motivo por el que los nervios de determinadas personas se llegan a dañar pese a que presentan niveles de tensión normales.
Si la presión intraocular está elevada, ¿significa que se tiene glaucoma?
Antes, los oftalmólogos solían sospechar que las personas que tenían una PIO elevada podían padecer la enfermedad.
Sin embargo, hoy en día se suele reservar esa sospecha para aquellas personas que presenten un hallazgo que, de una forma potencial, podría indicar la presencia de la enfermedad en ese preciso momento o en el futuro.
¿Cómo se diagnostica el glaucoma?
Solo hay una manera segura de realizar el diagnóstico de esta enfermedad. Se debe realizar un examen ocular completo. Realizar la prueba de presión en el ojo no es suficiente para obtener un diagnóstico definitivo.
Durante el examen que realiza el especialista se harán las siguientes pruebas:
– Medición de la presión ocular.
– Revisión del ángulo de drenaje del humor acuoso.
– Revisión del nervio óptico para verificar que no existen daños.
– Realización de una prueba de campo visual
– Se medirá el espesor de la córnea.
Tratamiento del glaucoma
Como ya se ha dicho anteriormente, el daño que produce la enfermedad es permanente, es decir, no se puede revertir de ninguna manera. Sin embargo, se puede detener su avance gracias a medicamentos o a la cirugía.
El primer escalón de tratamiento son habitualmente colirios. Se administran de forma diaria y se encargan de reducir la presión interior del ojo. En determinados tipos de glaucoma o cuando las gotas para bajar la presión intraocular son insuficientes, es necesario recurrir a la cirugía.
En lo que respecta a las técnicas quirúrgicas para el tratamiento del glaucoma, hay que mencionar:
– Trabeculectomía. Se extirpa una pequeña parte del ángulo iridocorneal, dejando una vía para el drenaje del humos acuoso.
– Implante de válvula express. Consiste en colocar un dispositivo dentro del ojo que actúa como canal de salida. Así puede drenar el humor acuoso.
– Válvulas: son válvulas que producen un flujo de mayor caudal. Están indicadas en casos muy concretos con un cierre muy severo del ángulo iridocorneal.
El glaucoma es una enfermedad que requiere un control por parte del especialista. Lo más importante es tener un correcto seguimiento para evitar la progresión del mismo, ya que la pérdida de visión que produce es irreversible.