Una de las pruebas más solicitadas en oftalmología es la exploración de fondo de ojo. Sirve para detectar varias anomalías a tiempo o ver cómo progresan los tratamientos.
¿Qué es la prueba de fondo de ojo?
Es un examen que se realiza para determinar el estado del interior del globo ocular, pudiendo diagnosticar enfermedades o comprobar la evolución de patologías, destacando la hipertensión o la diabetes.
¿Cómo se explora el fondo de ojo?
Lo normal es que se dilate primero el ojo con un colirio para poder observar bien las estructuras interiores.
Después, se observa la parte posterior del ojo mirando a través de la pupila con un instrumento denominado oftalmoscopio. Este utiliza unas lentes especiales y una luz para ver a través de la pupila. La prueba dura apenas unos minutos.
Se distinguen distintas estructuras, una de ellas la retina. La exploración del nervio óptico también es de suma importancia. También pueden reconocerse alteraciones como hemorragias.
¿Es una prueba dolorosa?
Es una prueba sencilla e indolora. Eso sí, la dilatación de las pupilas puede durar unas cuantas horas, por lo que es primordial evitar los lugares con excesiva iluminación para prevenir molestias.
¿Qué problemas puede diagnosticar el fondo de ojo?
Alguno de los problemas más destacados es el desprendimiento de retina. Este se produce cuando se separa la retina de la coroides, pudiendo dar alteraciones en la visión.
La degeneración macular es otro de los trastornos que pueden producir ceguera en la visión central y puede diagnosticarse con este examen. Otras enfermedades como la trombosis retiniana, el glaucoma, el melanoma ocular o la retinopatía diabética pueden detectarse con esta prueba.
Es importante someterse a revisiones periódicas por un oftalmólogo, sobre todo si se padecen determinadas enfermedades que afectan o pueden detectarse en el ojo. La prueba de fondo de ojo no es invasiva y puede dar muchísima información de interés.