El acoso escolar es una realidad y ocurre, según los expertos, de forma bastante frecuente. Santiago Poveda Jiménez, especialista en Psicología infantil y Gerontología aplicada de Clínica Castillo, nos ayuda a entender las consecuencias del bullying y cómo combatirlo en este artículo
El bullying o acoso escolar no es un fenómeno reciente: siempre ha existido, pero vive un momento de auge, según coinciden todos los especialistas, como consecuencia de la popularización de las redes sociales e Internet. Según la UNESCO, este acoso afecta a uno de cada tres estudiantes en todo el planeta.
El bullying puede ser físico o psicológico y se caracteriza por maltratos continuos realizados por uno o varios agresores a niños o jóvenes que tienen dificultades para defenderse, ya sea por una baja autoestima, por pertenecer a alguna minoría o por ser muy inseguros, entre otros factores.
Los psicólogos relacionan la práctica del bullying con dinámicas de abuso de poder y advierten que, en casos extremos, sus consecuencias pueden ser fatales para el afectado.
Los tipos de acoso escolar más frecuentes
El bullying verbal es el más común: el agredido recibe insultos, amenazas, humillaciones… de forma constante. Aunque pudiera parecer menos grave que el acoso físico no es así y sus consecuencias no deben subestimarse.
El ciberbullying preocupa mucho a educadores y psicólogos ya que los mensajes de acoso que se propagan a través de las redes sociales y otros medios online llegan muy rápido y viralizan con facilidad. Su alcance es muy amplio y es difícil de combatir.
El bullying físico es también muy frecuente y se manifiesta con patadas, empujones, golpes en el colegio o instituto. Lo habitual es que varios agresores ejecuten esta clase de acoso.
El impacto del bullying
El niño o joven que sufre bullying ve afectada su calidad de vida y su desempeño social, en ocasiones de modo muy grave. El acoso de forma continuada tiene consecuencias directas sobre la salud como dolores de cabeza, alteraciones del sueño, ausencia de apetito… entre estos síntomas hay que prestar atención a los psicológicos pues muchos acosados llegan a desarrollar depresión, ansiedad y comienzan a tener pensamientos autodestructivos para acabar con la pesadilla que están sufriendo.
Cómo combatir el acoso escolar
La lucha contra el bullying debe empezar en la propia escuela o instituto: los docentes deben ser formados en su prevención e identificación y han de promoverse sistemas para detectar estas conductas. Además, los centros han de disponer de programas de respaldo y orientación a los alumnos afectados.
Es fundamental que el niño no se sienta culpable por la situación que está viviendo: no debe avergonzarse ni responsabilizarse. En este fin deben colaborar tanto padres como educadores.
Por otra parte, si el acoso ya ha hecho mella en el niño, con consecuencias físicas o psicológicas, los padres deben llevar al afectado a un especialista. El psicólogo experto en acoso escolar indicará los pasos a seguir, así como el tratamiento más indicado para cada caso. El objetivo será que el niño pueda volver a llevar una vida normal y dotarle de las herramientas y recursos personales necesarios para afrontar con éxito el bullying.